viernes, 20 de noviembre de 2015

En las garras de un roadie.





Por: Carlos Andrés González León







Anoche, jueves 30 de mayo, YES tocó en el Luna Park de Buenos Aires, era su concierto número diecinueve en esa ciudad.  Gira en la que está con nuevo cantante (Jon Davison, vocalista de Glass Hammer) y con el abrebocas de tocar tres de sus mejores álbumes: The YES Album, Close to the Edge y Going for the One.  ¡Y no estuve allí para verlos!  Y es que la historia reciente de YES está cargada de altibajos en una banda que todavía tiene energía para sorprender a sus fans de todas las edades. 

Con Jon Anderson fuera del grupo, y reincorporando a las filas a Geoff Downes, junto con Benoit David (Cantante del grupo tributo Mistery), se encierran a perfilar en 2009,  lo que serían los arreglos de su último gran  álbum: Fly From Here. 

Salvo por el cantante, todos habían hecho parte del YES que compuso y grabó Drama en los ochentas, y ahora aparecían, 20 años más tarde, con un material inédito de Drama: el tema central de Fly From Here y otras canciones nuevas, para ofrecer un sonido de rock progresivo contemporáneo fresco y perfecto.   Claro, a algunos molestó la ausencia de Anderson, pero nadie puede negar que en la historia de YES la composición y grabación de Drama ha sido una de las mejores etapas en su carrera aun cuando en ella no estuvo su vocalista principal, además YES siempre ha sabido aprovechar, sin perder su esencia,  la participación de  nuevos miembros. 

Después del retiro de Benoit en plena gira de Fly From Here y del ingreso de Davison, deciden iniciar otro maratónico tour mundial para revivir esos tres álbumes con el sonido de los setentas pegado, olvidando el resto de material grabado en su historia como grupo.  Sin embargo no pudimos verlos en Colombia…   Y es aquí donde empieza mi historia con los amigos de YES, pues para un fanático de la banda, y en particular del guitarrista, Steve Howe, ver anunciado que en Bogotá (2010) se iba a presentar ASIA en su conformación original (Carl Palmer ex ELP, Geoff Downes Ex The Buggles, Steve Howe (YES) y John Wetton ex King Crimson), era como tener el combo de bandas favoritas de los setenta que siempre había querido ver.  Si bien ASIA era más comercial, se debe reconocer que su fórmula resultaba un intento por dar otro camino a los sonidos de los setentas. ASIA es una banda poderosa en estudio y en vivo. 

Nadie quiso ir conmigo, así que compré la boleta y viajé a Bogotá para verlos tocar en el Astor Plaza.  El concierto era a las ocho de la noche.  Conmigo iba el libro de partituras para guitarra de las clásicas piezas de Howe (The Clap y Mood for a Day) , con la esperanza de lograr su autógrafo.  A eso de las tres de la tarde, sin que la ansiedad se calmara decidí salir rumbo al teatro para verlos llegar a la prueba de sonido, pero sucedió algo mejor: dos de los integrantes de la banda telonera llegaban y les pedí el favor de dejarme entrar con ellos y así fue, a las tres de la tarde estaba en el teatro con los roadies, técnicos de sonido y en espera de que llegaran los miembros de ASIA. 

Uno de los roadies, un moreno con rasta y cara de pocos amigos se me acercó y me dijo, puede quedarse pero no les hable cuando lleguen, en especial a Howe, no les gusta y si lo hace, lo saco.  Me senté en primera fila y de pronto a los pocos minutos hizo entrada Carl Palmer para armar su propia batería y hacer la prueba, pasó por mi lado y subió al escenario luego de saludar.  A las dos horas aparecieron Howe, Downes y Wetton y empezaron a probar sonido y a calentar.  No lo podía creer, Howe estaba probando su guitarra en el escenario a menos de dos metros de donde yo me encontraba, buscando su sonido impecable.  Media hora de prueba y de pronto, Howe, el guitarrista de Starship trooper, mi héroe de infancia, me mira y me saluda: Hola, Buenas tardes.  Y, lógico, emocionado le contesto el saludo, para verlo seguir en su trabajo, cuando desde atrás del escenario salta el roadie rasta y cae a mi lado reclamando a gritos por haberle hablado a Howe, y sin que importara que lo único que había hecho era devolver con cortesía el saludo.  Me pidió las credenciales que sabía no tenía y me arrojó del Astor Plaza amenazándome con enviar la seguridad del concierto.  Aun no deja de molestarme la actitud de Howe quien miraba callado, para verme salir. 

A las nueve empezó la banda y en primera fila pude disfrutar de todo el concierto.  Lo más sorprendente de esa gira llamada OMEGA TOUR por el nombre del álbum que acababan de lanzar al mercado, fue descubrir que Howe y Downes ya venían trabajando en Fly From Here y que a los pocos meses estarían de gira con YES, ese mismo YES que no pude ver anoche en el Luna Park de Buenos Aires.  Y del roadie, claro, al final del concierto, mientras a la entrada del teatro hablamos sobre el show con unos músicos amigos, lo vi pasar, agotado y pálido, cargando las guitarras y los amplificadores de Howe y de los otros miembros, por lo que, como única forma de venganza, atiné a decirle: ¡ojalá le rinda y no se canse que apenas son las once y media de la noche!  De una noche fría y con llovizna, típica de Bogotá.    


Bucaramanga, 2 de junio de 2013.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Perspectiva


A veces uno se desconecta de partes de su vida, sin reparar en la pérdida.  Aun cuando los amigos sigan siendo los mismos, la ciudad, el lugar en el que se vive.  Todo termina siendo como una ínsula, una especie de espacio en donde la estabilidad es permanente.  Puede ser no tomarse un café a la misma hora, no contar con el azúcar que inspira una conversación sobre las propiedades mismas del café.  Puede ser no volver a usar el mismo ordenador y volver a los cuadernos, al lápiz y al sacapuntas, con esa nostalgia por las cosas del ayer.  Quizás también pueda ser evitar una calle o un bar, evitarlos sin proponérselo, por el solo gusto de usar otros lugares comunes, de resaltar páginas, colores, versos.  Hacer de la vida una forma misteriosa de juego en donde se toma y se deja objetivamente algo, sin pensar en el placer o displacer que produce.  Es muy extraño porque hay zonas donde las horas no se integran con nada, donde el amor es un sutil pasajero que convive con el demonio de la improvisación.  Hay veces que el acceso a los lugares comunes deja de ser común y se convierte en una sombra, panorámica de lo que está por venir.  Incluso, en donde la pérdida de lo acumulado - cultural se va defiriendo extática hacia otros lugares, otras instancias, me refiero a los libros o a la música, por tener esa concreta facultad de trasladar el alma por vericuetos, umbrales y viejos zaguanes de distorsión desvelada.  Para eso queda solo fumarse un cigarro, si aún se fuma, tomarse un buen chocolate de tres de la mañana, o uno de esos licores inolvidables que lo devuelven a uno a los primeros principios, para descubrir que la mayor parte de los asuntos perversos que desvelan la vida no eran más que enarmonía, así no lo queramos reconocer y nos engañemos con alguno de esos efectos que hacen que la luna se vea diferente y que hasta hable con uno sin que se sea poeta o novelista.   Siempre los lugares y las personas son comunes, siempre hay pérdida aun cuando la enarmonía ronda por todas partes en nuestro jardín de florecitas kantianas.  Ese es el guiño con que nos devuelven a casa desde la escuela para desafiar la realidad, así era, con mis cuadernos de matemáticas, de geometría, de cálculo.  El desafío de lo que no tiene amo ni prueba ni dueño.  El desafío de las circunstancias en tiempos de ineluctable evasión.  

martes, 27 de agosto de 2013

A propósito de la Feria del Libro

En la UNAB estámos con feria del libro. Son sólo cortos seis días para mirar libros, acogerlos o dejarlos. A mí me da risa ese afán de bibliófilo porque siento que hay más por leer que vida, y que la vida siempre estará en deuda con muchos autores queridos y con las buenas intenciones de lectura.


Ahora que el buen médico rural de "El Maleficio" de Broch ha inundado mis noches con sus caminatas por el Kuppron nevado, mientras ese pueblo de campesinos en el que vive (los de arriba de la montaña y los de abajo) se va llenando de odios por la llegada de la exclusión con aliento de nazismo, él me va contando su vieja historia de amor y los afanes de la medicina rural, sus miedos de viejo y los encantos de una montaña mágica a la que se quiere robar la minería. Ahora que él me acompaña y que me mira, recuerdo que tengo en la espera varios libros de Iréne Némirovski que me regaló Anita, algunos de Pamuk, las Benévolas de Littell, los cuatro tomos de las Historias de Jacob de Thomas Mann, algunos textos de José Revueltas, y las relecturas de muchos otros, tantos, que me afana que no quede vida para alcanzar a leerlos y además salir a la calle y hablar con los amigos.

De hecho he fantaseado varias veces en mundos de extraordinaria fantasía, despierto o dormido, al escribir mis cuentos y novelas, al hablar con Alejandra Vidal Olmos o con Genoveva Alcócer, con Sofía y Víctor Hughes, al disputar teorías mientras bebo algo de vino con Álvaro de Campos o con Ricardo Reis mientras tratamos de burlar las solapadas intensiones de nuestro amigo Pessoa que se encierra cada noche a escribir sus poemas. La otra noche estuve en las tertulias que armaba el polemista Papini y me dediqué a leer los diarios de George Sand y descubrir las angustias de Katherine Mansfield y de Alejandra Pizarnik.

 Que buenos ratos me ha dado la literatura y su expresión: los libros. Qué sería de mí sin su perturbación, sin que los ríos de tanta palabra escrita inundaran mis días. Literatura, libros y música, quisiera fueran el legado para mis dos hijas. ¿Para qué más en un mundo cosificado y corrupto? ¿Para qué más que las ideas y los sueños? ¿Para qué más que su entramado poema que es la música?


Por eso esos escasos seis días de libros, de conocer escritores y de oir como luchan con sus fantasmas mientras descubren la magia de la tinta y del papel, resultan tímidos pasos para un lector que se aprovecha de todo lo que se deja leer y disfruta vivo en lo que escribe sobre ello. Bienvenida la feria.

martes, 12 de marzo de 2013

Destino, intensidad y autoflagelación... Lo que me trae música para camaleones.

Me había quedado mirando la cara de Truman Capote por un rato, de rostro sonriente de desafío y de satisfacción vivida, y a la vez mostrando en sus ojos, cansancio. ¿Cansancio de qué?, ¿de la intensidad? Creo que a Calvino le faltó, justamente, en sus propuestas para el nuevo milenio, hablar de la intensidad. La intensidad [grado de energía de un agente natural o mecánico, de una cualidad, de una expresión, etc., (...) Vehemencia de los afectos del ánimo, según el Diccionario de la Lengua Española. Real Academia de la Lengua], hoy aplicada a las relaciones adolescentes no es más que un furor obsesivo por el otro que fragmenta, justamente, esa separación ya dada por la naturaleza y que por el amor parece irrompible, única. Intensidad es la permanencia asidua en el tiempo, como una constante irremisible, que se prolonga como un beso al último, justo antes de salir corriendo por el temor de enfrentarse a lo que no está dado. ¿Es intensidad la autoflagelación [self - flagelation] de la que habla Capote al inicio de Música para Camaleones? ¿Es intensidad la de Omar Kheyyan? ¿La de Oliveira, o la de Talita? ¿La de Martín por amar desmesuradamente a Alejandra Vidal Olmos? Luego de la introducción de Capote, dos o tres páginas adelante [lo había leído en inglés primero, en su versión original; ahora leía Música para Camaleones en español], esa mujer alta y esbelta, se ha sentado en la silla del piano, en su salón grande, que pudo ser uno de los salones de la casa de mis padres, a tocar el piano y a convencer a Capote del gusto de las iguanas por la música. Las veo venir, y yo mismo soy Truman el observador del instante, ellas se acercan al ritmo continuo de la melodía, se amontonan y hacen un gorjeo particular, tarareando un poco quedas, un tanto roncas, la melodía. Es la realidad que se aparece como le viene en gana... Como si fuera un engaño óptico. Alguna vez le oí a un amigo hablar del problema óptico de los impresionistas: lo que parecía una técnica en ellos era en realidad para él un problema de foco, decía. Me reí por un rato y me quedé pensando en el famélico dibujo de los personajes de Schiele, o en el autorretrato de Gauguín, tan diferente, tan vivo y tan trágico, al retrato original del ser llamado Gauguín [así se veía el artista, otro era su rostro]. Igual que Leonardo, mil hombres en uno, enarmonía distante, pero empotrada en el alma. No creo que se requieran demasiados intentos para lograr que el compromiso con los sueños se realice. Ni que sea indispensable regalar la vida a una causa. No somos tanto, sin embargo lo hacemos. He recordado ahora, que hace casi ocho días, faltan unas cuantas horas, me embriagaron sus ojos y que hace menos días, esos ojos y su mirada me llevaron a asumir un reto que me ha abierto el horizonte, cargado de iguanas que tararean los sonidos del piano que esa mujer [...alta y esbelta, quizá de unos setenta años, pelo plateado y soigné, ni negra ni blanca, del color oro pálido del ron] piano que toca, muy solemne, sin mirarme al rostro. ¿Una forma de seducción? No me refiero ni al sexo, ni a la mirada perdida, ni siquiera al ronronear de las iguanas, sino al hecho mismo de la imagen, seducción por la vida, por recrear las instancias del tiempo, por penetrar en lo que parece insondable y a la vez perdido, como puede ser el paso del tiempo de lado de la inamovilidad de los arquetipos platónicos, al lado, justo al lado, de la opción de nadar al alba, de leer los poemas de Horacio, de descubrir la conjugación de destinos en la obra de Li Po, de coincidir en la misma hora, en el mismo lugar y hasta con la misma gente de la misma fiesta, y entre ellos con la mujer que se ama y que hasta ahora tan solo es una sombra en medio de una conversación que todo lo evoca por la atracción que se siente, sin razón aparente alguna. Eso es quizás la intensidad, esa particular vehemencia de la causalidad, que pone a dos en el mismo lugar para hablar mientras ella, la causalidad, se ríe de sus destinos.

viernes, 20 de abril de 2012

“Raspita un poco circunstancial para Juan Pablo Villamizar”


Entrevista concedida en una calurosa tarde de enero, en el estudio de grabación de Mario Serrano (Bucaramanga, 2012)

Recuerdo que la noche anterior al concierto de Juanes en Bucaramanga nos reunimos con otros músicos y amigos en el bar del Hotel Dann y desde ese día la entrevista con Juan Pablo estaba casada, él estaba orgulloso del trabajo más reciente con su proyecto La Cirugía y quería dedicarse de lleno a componer y a seguir grabando. Sonrió, sorbió un poco de ron, fumó de su cigarro y la soltó: “Cuando dejé Juanes en octubre de 2008, lo hice porque quería tener tiempo para otras cosas, y entre ellas empecé a estudiar guitarra con rigor, estudiar la misma escala que me sabía desde hace años, pero con el bagaje de la experiencia que adquirí en mis viajes con Juanes y de haber trabajado con Toby (Fernando Tobón), que es el guitarrista técnicamente más salvaje que he conocido”.

Esa noche los músicos de la banda estaban en lo de siempre, leyendo, pasando el tiempo con sus laptops, hablando con los que curioseaban, y sobre todo haciendo lo que siempre hacen los músicos cuando no están con su instrumento: hablando de música y de músicos.

A Juan Pablo lo conocí a finales de los 80 cuando estaba en Za-Chía-Ty, el proyecto coral dirigido por el maestro Andrés Páez Gabriunas. Por esos días tenían una banda que sonaba en la ciudad, Abril Muerto, con un rock muy original y covers que sorprendían en vivo; banda de hermanos en la que todos seguirían con la música pegada al cuerpo. Juan Pablo no fue la excepción y con su particular talento terminó su carrera como ingeniero industrial en la Universidad Industrial de Santander para seguir estudiando música en la Universidad Autónoma de Bucaramanga y luego en la Javeriana. Compuso su primer álbum en solitario a finales de los noventas, CICATRIZ. Yo lo recuerdo estudiando con Carlos Acosta de Lima en su casa estudio en el Barrio el Jardín en Bucaramanga, mientras esperaba porque me dejaran jugar al músico. Lo recuerdo con una partitura en la que martillaba música de cámara, también lo recuerdo en mi casa en una sesión en la que tratábamos con closer to the heart de Rush.



Ahora que lo vuelvo a ver, más maduro, igual de acelerado, igual de profesional e intenso en lo que hace, veo el reflejo de su trabajo en la frescura de sus letras:


“Sombras que se mueven sin principio y sin final
Cierren las ventanas porque quedan los que están
Tómate la vida con dos hielos y un limón
Mira tus reflejos en los charcos bajo el sol
Un buen comienzo es un buen comienzo
Dame lo que puedas para nunca reventar
Ya no estoy despierto pero el mundo nunca parará
Un buen comienzo es un buen comienzo y es lo mismo también”

(Letra de Un buen comienzo, 2005)

La Cirugía


Estamos en el estudio de Mario Serrano en enero, desde enero llevo pensando en la entrevista, van dos intentos fallidos, Juan Pablo me dice que está grabando un álbum para Abril Muerto. Yo lo vi cantar con Abril en el 2011, celebrando aniversarios como los muertos vivientes, sólo que su voz gozaba de una fuerza y textura extraordinaria y que el concepto acústico era perfecto. Llegué luego de unos vinos, armado de mucho ron para oír las canciones del álbum en ciernes.


Creo que los músicos trabajan en exceso porque nunca dejan de pensar en lo que hacen, en cómo mejorarlo, con Juan Pablo pasa eso, luego de cuatro años fuera de Juanes empieza una etapa de explosión musical y de mucho trabajo con la arquitectura del aire que es la composición.

Es difícil entrevistar a un amigo, porque uno cree conocerlo, porque lo que de él queda es algo así como una colcha de retazos de los buenos momentos compartidos; me dice: “La primera vez que yo cogí una guitarra aprendí a tocar canciones de Silvio Rodríguez, eso fue una ventaja porque los acordes, la figuración y los arpegios que él usa son difíciles cuando uno empieza. En esos días mi papá me escribía los acordes mayores y menores en un cuadernito, él sabe tocar muy bien el tiple y la guitarra desde hace tiempo. Ese deseo de abordar la música de Silvio y la influencia tan grande que produjo en mi la música que tocaban en las fiestas de mi casa: Chalchaleros, Visconti, música de Suramérica, junto con el folclor colombiano: pasillos, porros, currulaos, bambucos. Las fiestas de mi casa eran muy buenas, (se ríe) en mi familia yo era el niño raro porque prefería no jugar en el día y quedarme toda la noche ahí, oyendo cantar y tocar, de hecho el primer instrumento que yo toqué fue una tambora, en esas fiestas” 


                                                                           Durante la entrevista con JPV
-¿En qué momento aparece el rock formalmente?

Con los Beatles, antes de saber tocar algún instrumento, incluso antes de nacer, mi mamá embarazada oía a los Beatles. De niño yo hacía transcripciones de los Beatles de lo que me sonaba fonéticamente, sin saber inglés, sólo para cantarlas… después vino la época de la Coral de Cámara Za-Chía-Ty, con ese combo bohemio; el legado de esa época fue Charly García, Soda Stereo, y además fue el descubrimiento de que uno podía escribir su propia canción en español, fue algo muy importante, saber que se podía hacer algo propio y en español.

-¿Qué representó Za-Chía-Ty?

Mis dos grandes amigos, mis dos grandes influencias eran de Za-Chía-Ty: Andrés Páez y Mario Serrano. Cuando entre a la UIS a estudiar ingeniería industrial traía toda la música de la casa en mi cabeza y en esa época yo veía a los Za-Chía-Ty pasar: Mario, gigante y con la guitarra colgada, Andrés, gigante y con el violín, seguidos por otros gatos… Eran los de vanguardia, yo quería ser amigo de ellos… Parecían unos nómadas del futuro… hasta que un día fui a la sala de música de la Universidad en donde Mario ponía los videos de rock, y le preguntaba de todo, era el cansón, qué es esto, qué es aquello, mientras Mario ponía grupos progresivos como king Crimson, que eran muy raros en la época… Con Mario y con Andrés cambió todo en la música, lo más positivo, junto con Juanes, fue conocerlos porque empecé a buscar cosas diferentes… Y estar en el coro fue muy importante en mi formación musical…

Yo me acuerdo que tocaban con Abril Muerto, en un garaje de una casa en el barrio El diamante, casi en la calle, creo que ese periodo fue una época de muchos sueños…

“Si, Abril Muerto estaba integrado por Iván Peña, que era el bajista, Juan Fernando Arango (guitarra) que era compañero en el colegio, y John Barragán, que en esa época no tenía batería pero era el batero del grupo. Cuando nos graduamos del colegio empezamos a soñar y a ensayar. Es la historia de la banda que no tenía ni instrumentos. Pero ahí nos empezamos a formar todos.”


Juan Pablo ha hecho hasta la fecha tres trabajos musicales: CICATRIZ (1999), su primer álbum antes de estar en Juanes, LA CIRUGIA (2005), durante Juanes y TENGO GUSANOS (2010), el último, luego de retirarse de Juanes. Trabajos muy diferentes, que representan épocas distintas, momentos distintos, experiencias diferentes. En lo personal me gusta mucho el sonido logrado en La Cirugía, pero no se podría dejar de lado el metal pesado, la energía absoluta en Tengo Gusanos, ni la juventud con todas sus influencias y sueños de CICATRIZ.

“En Cicatriz conté con un grupo de amigos muy especial, lógico, Mario y Andrés, pero también estaban Pipe Navia en el bajo y en la Batería de Javier Llamosa. En dos canciones toca John Barragán y en un tema Iván Peña. Fue en el 99. La base era muy buena y eran virtuosos, se salían de la regla. El lanzamiento fue anterior al disco, en el Auditorio de la Biblioteca Gabriel Turbay. Ese disco fue mi carta de presentación cuando estuve en Bogotá y eso llegó a Juanes, también fue mi carta de presentación con él. Cuando me voy a Bogotá estudio en la Javeriana música, yo recuerdo que mis papás me dijeron por esos días algo que no se me puede olvidar y que ha sido fundamental: “Lo que usted tiene en su cabeza y puede hacer con su cabeza, no se lo va a quitar nadie...".

                                                                       Juan Pablo y Mario en el Estudio

Entonces volvemos a hablar sobre las influencias y Juan Pablo empieza a cantar A day in a life de los Beatles y luego ese “tengo Taquicardia” de Fito Páez, para luego pasar al Pueblito Viejo con su tradicional “lunita consentida” de José A Morales… y se echa a reír mientras se empuja otro ron, y me dice: “mire mano, todo es lo mismo, lo que hay es que enseñarle a la gente que no sea tan pendeja”. Y sigue: “Me fui a estudiar música motivado por vivir la vida porque es muy corta, eso me lo enseñó la muerte de una tía por un aneurisma… Durante esos días Mario Serrano montó un estudio propio de grabación y compuse y luego grabé con él… Desde Bogotá empezamos a hacer el disco… Esa es la historia.”

“Desde hace cuatro años me retire de Juanes y empecé a trabajar en la Javeriana con los grupos del programa infantil y juvenil; son chicos de colegio. Allí aprenden música no con las exigencias de un conservatorio pero si con la motivación para inculcar la vocación.”


“Al retirarme de Juanes quedo feliz pero en el aire. Estaba cansado de estar lejos de casa y quería estudiar y hacer otras cosas que me gustaban con la música. Hice en el 2010 Tengo Gusanos con Mario Serrano y con mi gran amigo Waldo Madera, el batero de Juanes. Se han vendido unas 7 copias, pero bueno. Ahora el proyecto es con Abril Muerto, integrado por unas canciones que había hecho para la segunda parte de La Cirugía, y esas canciones se graban con Juan Fernando Arango, John barragán e Iván Peña, que era Abril Muerto, por eso volvió el proyecto. En el 2011, terminé mi primera producción, el disco de una banda de reggae: UNA FUERZA. Es la primera vez que produzco composiciones que no son mías, y en un género que no es el mío… el disco está próximo a salir, se va a masterizar en Abbey Road. Ahora estoy trabajando en el disco de Juan Carlos Mantilla, y en mi próximo disco que sé llama SEKHU.

¿Sekhu?

Entonces se enciende un cigarro, se ríe y me explica:

“Un día estaba viendo un episodio de Los Sopranos, en el que el personaje principal está observando en compañía de un tío senil una tumba excavada (imagino que con algo adentro, propio de las mafias), y en ese momento comienza a sonar una grabación de un funk y al tiempo la voz de de William William Burroughs hablando de las almas en Egipto, etapas de las almas después de morir…. Decía algo así como que la primera alma se llama… y la segunda … hasta que dice: y la última se llama … Sekhu… the remains… y quizás también, los restos…

“El ron me ametralla”, le digo a Juan Pablo, “que sol inclemente, que calor…” Mario nos ha dejado solos en el estudio, sé que debo irme…
“Viejo, que vida nos hemos dado”.

-¿Qué quisieras hacer ahora? -Le pregunto.

Juan Pablo canta, se sirve otro ron, se fuma un cigarro y me dice insistente, antes de despedirnos, “¿sabe? Yo lo único que quiero es tocar y tocar y tocar y tocar y tocar….”

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Balance y compromiso... La Pedro Gómez Band y Esteban Gira

Ya finaliza el 2011 y a esta hora de la noche, después de haber aguantado las ganas de escribir a borbotones por varios días, un buen trago de ginebra y la música de Yes al fondo, Lift Me Up, me dan el ánimo y la estabilidad suficientes para decirles, amigos lectores, que a pesar de las dificultades, las buenas energías nos rondan y que el balance del año ha sido positivo: muchos libros por leer, mucha música por tocar, oír y aprender (eso hace que uno se quede con la vida...nada más).

No es hora de relacionarlo todo, pero fue el año en que pude ver y conocer a Djavan, después de tantas horas de oirlo y estudiarlo, Bogotá lo acogió y allí tuve la fortuna de estar. Pude ver a Asia en el Astor Plaza con la formación original (que me interesaba conocer y ver antes que a la misma banda): que aprendizaje ver a Carl Palmer llegar hacia las tres de la tarde para armar y afinar su bateria sólo, para el concierto de las ocho, ver toda la prueba de sonido de Steve Howe, John Wetton y de Geoff Downes, para dar un excelente Show de dos horas largas. Pude ver Terence Blanchard y Betty Lavette, en el festival de blues con excelentes presentaciones de sangre (como lo exige el blues) y a Fito Paez en Medellín este último sábado 10 de diciembre, y aquí me detengo y cambio el rumbo, porque de esto quería hablar, de las conexiones, de las energías y de los amigos que siempre han estado.

Primer Punto. Hace unos meses estaba en un salón en la UDES, a eso de las siete de la noche y unos acordes solitarios de guitarra llenaron todo el ambiente, y seguían y seguían... dejé a mis alumnos por unos momentos y me fui del salón para no volver, no era posible evitarlo, así es la música, una hembra fiera a la que se debe seguir, y fuí tras esa nave espacial que llegaba... y en un show, que aún no me explico, había un guitar man solitario, haciendo lo suyo, eso que yo he llamado en mis novelas, una guitarra cabal. Descubrí que ya me habían hablado de él y su banda y que conocía a Daniel, su hermano, un excelente contrabajista: se trataba de Pedro Gómez, guitarrista y compositor, lider de la Pedro Gómez Band. Ya están en la página del blog, en la que próximamente presentaré la larga entrevista que le hice sobre su aprendizaje y experiencia en la escena musical. He estado estas noches acompañando a la banda en los ensayos para el concierto de mañana jueves 16, y qué más decir, nada más que hay que verlos en acción, un pasaporte a la buena música. Verlos tocar me ha devuelto los ánimos y este lunes reviven los ensayos...

Segundo Punto: ¿Qué fue lo mejor de Fito?: Esteban Gira. A las ocho de la noche en el Coliseo de la UPB todos esperaban ansiosos a Fito y en pleno suspenso aparece Esteban Gira, otro músico cabal, lleno de buena energia, solitario, como todo lo que sangra de pasión, en el escenario, con su guitarra. Nunca lo había oído, me cautivó desde el inicio... Quienes sabemos lo que es presentarse solitarios ante un público (que además espera ansioso a Fito Paez) reconocemos la trayectoria, la pasión y la garra de acero que deja un trabajo arduo y de años de estudio y de amor, al igual que lo he visto en Pedro Gómez y en otros músicos talentosos y disciplinados como Esteban... Ya quiero que se conozcan.

(Pedro Gómez Band en ensayo, foto por Charly Watts)




Esteban luego de preguntarle, porque quería saber, porque la memoria y la emoción no dejan que la memoria funcione bien, me escribió: "Las canciones que canté en lo de Fito fueron: 1. Chica cicatriz 2. Ruido y soledad 3. Tránsfugas 4. Me vuelves loco y 5. Caminantes." Esteban no sólo animó al público, sino que en el momento más duro para quien introduce a un artista que ya lo tiene todo dado en la noche, se declara vulnerable pleno dejando a un lado su guitarra y lanzándose solo, en la más extrema de las soledades a cantar, su alma y su cuerpo únicos instrumentos... Tránsfugas, me escribe luego, esa fue la canción, ¿y la letra? la letra, ese poema me hizo llorar como vi que le sucedió a varios de los asistentes... UUUUUUFFFFFF Piel grifa... La oscuridad en todo el coliseo, sólo una luz sobre Esteban e inicia el poema en su canto (transcribo la primera parte):

"Si quieres saltar por la ventana hazlo, yo pago el pasaje
Por el invierno en los ojos y los besos del diablo te pido seguirte en el
salto

No llores más y ponte bonita, si quieres te traigo un cigarro y nos vamos
Si oyes los carros y el bullicio, los cines se abren en muy poco rato

Ya basta de pasar las semanas a oscuras, triste, a solas
Y que no importe el crimen que cometiste conmigo"

Pues amigos míos no tengo más que agradecer a estos artistas el haber permitido que les entrevistara y les siguiera el camino, y de mi parte invito a conocerlos, con el compromiso adquirido: la entrevista que espero publicar sobre el trabajo de Pedro Gómez y su Cristal Heart, próximo a salir, y la entrevista que gentilmente ha aceptado hacer Esteban Gira en las próximas semanas.

Anoche hablando con Pedro, soñando en proyectos, pensamos en el lanzamiento del álbum de Pedro y su banda al lado de Gira en esta ciudad de luces extrañas y de poetas caminantes en la noche.

Eso era lo que les quería decir hoy, rompiendo con la rutina del Blog.

Para los interesados en Pedro Gómez Band pueden ver este canal:

http://www.youtube.com/user/pedrogomezband?feature=watch

y a Esteban Gira en: http://estebangira.bandcamp.com/

y para ver tránsfugas en: http://www.youtube.com/watch?v=kIU_Ur_-mJk

viernes, 11 de noviembre de 2011

NUEVA NOVELA: "A la sombra de los almendros"



Rueda, como la música de los Stones, otra novela por la ciudad de los Búcaros: "A la sombra de los almendros". Después de tres meses de un triste silencio personal y de tener bajo llave los libros impresos, salen a la luz.

Una novela escrita en los noventas, una novela mayor (en edad, claro) de un escritor que apenas se las cree (risas). Ahora que oigo a Jimmy Wolf y a Alvin Lee de fondo, sudando su blues descarnado mientras escribo desde mi ordenador, me parece sorprendente recordar que esas novelas se escribían a mano y a máquina. Sorprendente que además en esos días aun tuvieramos con algunos amigos una bella relación epistolar (cuando la correspondencia requería de estampillas y se pensaba lo que se escribía)... Bienvenidos a mi blues, es lo único que puedo decir ahora, en la noche en que escribo, ojalá la lean, ojalá entren a la jam session, y la disfruten como lo hicimos quienes la corregimos y revisamos. Invitados desde ya a su lanzalmiento oficial en la sede de FUSADER, en Bucaramanga, el jueves 24 de noviembre a las 6 p. m., LIBRERÍA TRES CULTURAS...

Los dejo con la presentación de las primeras páginas:

"A la sombra de los almendros es un homenaje a una calle de la infancia. Esto no dice mucho, pero fue la calle que me dio refugio en los días más tristes y la calle que me vio pasar en los mejores momentos. Es una calle que se ha mantenido con sus almendros y con sus fantasmas aun cuando sus casas han ido desapareciendo para ser reemplazadas por vulgares edificios.

"A la sombra de los almendros es también un homenaje a la ciudad, a la Bucaramanga que ya no existe, cargada de fantasmas porque son la memoria fresca que aun la mantiene viva en su avance y transformación dispar. También es el recuerdo de algunas bibliotecas: la del abuelo, la del colegio, la de los amigos. Un recuerdo que acompaña la soledad que produjo escribir en la adolescencia y al tiempo jugar con la música, mientras aparecía el sueño de tocar en la guitarra un buen blues, de leer a los amigos cercanos uno que otro poema, uno que otro cuento y de cerrar el ciclo de historias con las historias de los muchachos desorientados que éramos.

"Todo empezó con libros, en este caso, con unos poetas que se encuentran en el parque Santander para hablar de lo que leen y escriben y con unos niños que juegan a ser adolescentes y que encuentran en las salas de billar el refugio para sus frustraciones.

"Recuerdo por esos días que un primo me mostró el primer álbum de la Electric Light Orchestra y que para la impresionante presentación musical de la 10538 Overture traía una foto de un hombre subido en una máquina voladora, creo que era una de las máquinas voladoras de Da Vinci; esa música y ese retrato me llevaron a soñar con la imagen de un hombre sobrevolando la ciudad, explorándola y redescubriéndola desde las alturas sin que nadie, por la congestión de las calles, las ocupaciones, la tristeza de la vida cotidiana, reparara en él.

"A la sombra de los almendros fue la primera novela que escribí y que ocupó mi atención entre 1993 y 1994, novela, que por ser la primera, nunca pude olvidar, y si por esos días un escritor vio fantasmas caminar por los parques y un isleño cantó blues en sus jardines, espero que la publicación permita que sobrevivan sus personajes y que pueda seguir hablando con ellos a través de sus lectores."

C. A. G. L.

martes, 8 de marzo de 2011

Un amante de Virgilio

El asunto no promete,pensó.

Horacio había pasado un largo rato meditando sobre el libro de Broch.
La copia que tenía no era la mejor y de nada servía acudir a la Eneida. Una y otra vez el destino era definido por los dioses. Había escrito que enfermo iba a recorrer los misterios de la geografía hasta llegar a Megara y allí recabar sobre los sucesos... Pero la enfermedad atacó y lo llevó a la muerte. La naturaleza es así.

Después lo vi caminar por el parque de las palmas con sus papeles. Le pregunté por lo que escribía. Poemas, dijo. Asuntos del alma.

Me reí. Le dije que estaba leyendo a Propercio, que si él ya había terminado con la Eneida y me miró en protesta con algo de rabia: Con la Eneida no se acaba, con Virgilio menos, los otros son menores como menor es el camino que separa la vida de la muerte...

Algo va mal, pensé.
No lo puedo invitar a un café, el café lo puede intoxicar más.

Me leyó dos textos, en el primero contaba en verso como había llegado a sus manos, por vez primera, la Eneida, una pésima traducción...

En el segundo cantaba el encuentro de Virgilio con Dante, exudaba los rastros del averno, cantaba el amor por la vida, el temor por los designios divinos, las sobras de lo contingente, de lo humano.

Me dijo antes de seguir su camino:

Somos débiles pájaros de un dios caprichoso,
sólo tenemos unos segundos,
sólo un destello es la felicidad,
lo demás es desaire,
verguenza y nostalgia.

Horacio se fue hace unos días para la Guajira, no he vuelto a saber de él...
Quizás el viaje era su destino,
su destino final.